TRATAMIENTO DIFERENTE AL DE UNA ASIGNATURA CONVENCIONAL

Resultado de imagen para gif de cuentos infantilesCoincidimos con el profesor Cervera (1991, 391) en que la presencia de la literatura en la Educación Infantil y Primaria exige un tratamiento alejado por completo del concepto de asignatura convencional. No puede reducirse a un programa de estudio para un examen, sino que debe configurarse como una actividad de múltiples facetas que supone en primerísimo lugar el contacto y el disfrute de los niños con las manifestaciones literarias por vía intuitiva y afectiva. No se concreta aquí una lista cerrada de objetivos evaluables y mucho menos hay que juzgar a los alumnos con las calificaciones ordinarias. La esencia pedagógica de la Literatura Infantil es su capacidad de proporcionar placer y de ofrecer respuestas a las necesidades íntimas del niño. Garantizar este efecto exige huir de todas las formas inventadas por la escuela, la administración y las editoriales para la instrumentalización de la literatura en beneficio de objetivos y rendimientos académicos y económicos varios.

Dirigir todos los esfuerzos y recursos a intentar conseguir el principal, y a menudo tan difícil, objetivo de la lectura-placer y de la educación del gusto literario no es la conducta usual de la «madrastra pedagógica» (Orquín, 1988) que todavía domina en nuestra escuela; exige la noble condición de la autonomía y de la gratuidad para el tratamiento de la literatura, lo cual se opone tanto a su utilización como pretexto para impartir conocimientos de variada índole más o menos amenamente, como a la peligrosa tendencia a encorsetar sus indudables beneficios en el ámbito del aprendizaje de la lectura y la escritura. El gran maestro Gianni Rodari, con sus planteamientos renovadores desde el profundo respeto a los niños, ironiza sobre «las nuevas maneras de enseñar a odiar la literatura» (1988). Entre ellas señala las de enfrentar el libro a la TV y el tebeo, no ofrecer una elección suficiente, imponer aburridos deberes tras la lectura o culpabilizar a los niños que no leen. Hay que hacer una reflexión muy seria sobre el peligro de mal-escolarizar la literatura, incluso por parte de quienes la consideran como fin en sí misma, cuando a la postre obligan a leer:


«Hay dos tipos de niño lector, el que lee para la escuela porque es su tarea y el que lee para sí mismo, para satisfacer su necesidad de información o para alimentar la imaginación, para jugar a»
Rodari, 1977, 28)               

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TOMADO DE :  http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/literatura-infantil-y-formacin-de-un-nuevo-maestro-0/html/003f3304-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html  

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